De pocas, muy pocas personas podría tomarme el gesto de escribir sobre ellas después de que ellas han trascendido. Primero, un organizador de eventos que pudo consolidar (un ritmo empezado por otros) la escena local en una parte del norte de mi estado. Luego, uno de los (por decirlo así) «escolar* del medio y fandom otaku autodidacta» más relevante que he conocido en mi país.
Ahora, por una de las conductoras que consolidaron esa posición en muchos de los eventos otaku del país.
Tuve las oportunidades en la vida de coincidir con ella varias veces, tanto en mi estado (condujo Otakutron 3), como en la CDMX. Una gran mujer. Tan estoica y de temperamento, como apasionada y amante de lo que piensa, de lo que logró.
De lo que hizo.
Nunca fuí un amigo cercano pero sí, como muchos, un observador cercano de sus pasos.
La generación anterior de nuestro fandom fue la última que dentro de lo que cupo, logró los cimientos que probaron que puede generarse un beneficio del medio. Por lo tanto, nuestra generación fue la que consolidó esa posición y más allá: Generando emprendimientos.
Alina «Nicte Ha» Ramírez como pocos, logró ser parte y hacerse parte de eso, desde la conducción y manejo de eventos.
Tanto por eso, como por su manejo de una gran histrión en el canto, siempre le hemos de recordar. Nunca le he de olvidar.
Desde noviembre del 2023 se le diagnosticó cáncer y, hasta hace unas horas, que la perdimos en esa gran batalla que se llama vida, donde a todos nos toca…
A todos nos quita y hoy, el medio -y fandom otaku en México ha perdido a uno de sus referentes. SIN EMBARGO, también hoy, comienza su legado de ejemplo para que otros alcancen el profesionalismo que ella logró en cada momento de su vida en esta escena.
Descansa en paz, Alina Nicte Ha.