Luego de escribir como 4 borradores para esta nueva entrada, decidí replantearme el sentido de la misma y hacerte saber que:
-
No soy/No pretendo/No me tomarás como una autoridad, ya que todo lo que diga será matizado por mis gustos y bañado con la muletilla de “lo que yo creo es (inserte adjetivos, temas o situaciones)” y en la realidad el que leas esto, tiene como finalidad hacerte reflexionar sobre la posición que has tomado en esta suerte de guerra.
-
Esto es tan viejo (y serio) como el discutir sobre “¿qué sabor de nieve/helado/mantecado es mejor?”, pero el no escribir mi posición del tema sería como ignorar la existencia del mismo carrito de helados/mantecados/nieves. Por eso merece una entrada. Perdonen la analogía.
-
Pasarán los años y el tema no pierde valor, mucho menos ahora en momentos como en el nos encontramos, donde como buenos mexicanos –parafraseando al historiador Enrique Krauze– “le damos la espalda a nuestro pasado”.
Durante los años 90 del siglo pasado te enterabas de las novedades leyendo fanzines, o del rumor de boca en boca entre los asistentes a los eventos de la época y lo que mirabas en las barras de anime que Televisa y TV Azteca emitían en ese momento (una guerra por el rating jamás vuelta a ver desde entonces). Sin embargo, fue en un número del fanzine Plan B donde miré la oración que da el título a la entrada. Supongo que te haces 2 preguntas en este momento:
-
¿Qué es una discusión bizantina?
-
¿Cuándo se convierte una conversación en bizantina?
Una discusión es bizantina cuando tema que originó las opiniones ya había sido tocado en una ocasión anterior. Ejemplos hay muchos pero el último que conozco (y por el que hago esta nueva entrada) sucedió a mitad de mayo en un grupo de Facebook donde se publicó el poster de abajo en el muro más o menos privado de un club de anime de la Ciudad de México:
Sé que la imagen es un ejemplo bastante incompleto del tema, y si piensan que es la parte donde doy mi postura en la guerra, entonces no leíste el punto 2 del disclaimer. No imaginan toda clase de comentarios escritos desde hace años y del tipo:
|
Una cosa que llevó a otra…
La industria del anime hacia el final de la década de los 90 venía sorteando una crisis que la hizo recorrer un incierto destino por problemas creativos y financieros. El anime “había llegado (según autores como Leiji Matsumoto) a un punto muerto por la falta de un evento que rediseñara las tendencias en la búsqueda de calidad, competencia y consistencia”.
El resultado fue el más natural: La industria fue inyectada con propuestas que nacieron y marcaron un progreso tecnológico impresionante (Ao no Roku Go, Fullmetal Alchemist y Macross Zero son algunos ejemplos) sin embargo, el aspecto creativo tuvo bastantes giros de tuerca que no terminaron de apretarse bien hasta bien entrado el año 2003.
El problema en esencia vino un poco cuando encontraron esa fórmula que se les había escondido en esa gran “biblioteca de recursos creativos del la animación japonesa”[1], y la manera en la que literalmente inundaron el mercado con ella. De pronto teníamos títulos que explotaban géneros (slice of life, comedia, drama), aspectos (moe, ecchi, fanservice) y adopción en parte de formatos propios de las series estadounidenses (boys/girls band o modas, entre los más recurridos).
Esta síntesis de una década forjó la tendencia que por un lado y por un tiempo dio estabilidad a la industria, aunque con un costo que repite las mismas necesidades que hacía 10 años incitaron a llegar al punto donde nos encontramos.[2]
Devoluciones ‘versus ‘ calidad/cantidad.
La afición en México es joven y en proporción, distinta en muchos sentidos al ambiente y manejo de sus comunidades en muchos países del mundo. Aún con eso de por medio todas [las comunidades] sin excepción, comparten algo en común que Ernesto Olicon en un artículo escrito en la revista Conexión Manga[3], nos señala: Internet. La consolidación de la super-carretera de la información y su condición como principal fuente de distribución de series y películas sirvió de catalizador en el cambio de las tendencias y pautas de consumo del fandom al manga y el anime.
Dick Martínez, semiólogo colombiano, desentraña esa diatriba[4] del apunte de Olicon: “Como aficionados [al manga y el anime] nos encontramos en un momento en el que tenemos [todo] a nuestro alcance [con símbolos y significados generalizados]; sin embargo lo queremos todo ahora para dejarlo “coleccionado” y metido en gavetas que nos producen cierto mal de archivo, que se combina con un orgullo muy volátil:
Estamos orgullosos de nuestra colección de anime, o de nuestra capacidad para verlo pero […] lo vemos con mucha superficialidad solo para satisfacer el deseo de velocidad, que de alguna manera nos introduce más y más en historias y narraciones espectaculares, hechas a la medida de nuestros gustos y a veces de nuestros sentimientos mas íntimos; pero que no nos deja mirar un poco desde lejos para ver en que contexto estamos metidos.
Hay que separar el producto de la significación (o la enseñanza, lo que queda para la vida); cuando vemos y compramos y vemos y compramos… ¿queda algo?, ¿hay algo que sacar de cualquier serie de anime o manga que vemos y leemos?, ¿sabemos que estamos viendo y leyendo?”
Miramos con sorpresa que de ahí parte la motivación de aquellos que buscan la confrontación, esos que en virtud de las (muchas o pocas) series que han visto, terminaron sometiéndose al gusto de una tendencia que hizo suya una mayoría. Hoy estamos tan atiborrados de títulos tan parecidos que han logrado diluir en la apatía de su comodidad, todo el criterio que como fans del medio presumen tener, algunos incluso desde actividades alternas del fandom, como el cosplay o el fenómeno de las j-idol-mexicanas al vapor (por mencionar un par). El resultado de lo anterior manifiesta -en palabras de Olicon- [la presencia de] una diferencia abismal en el fervor que se tenía de los fans de la vieja guardia con los fans de hoy.
¿Ya terminaste el sermón?, papá.
En lo que a este autor de blog concierne no existe una guerra declarada, y menos una confrontación vigente entre el anime etiquetado como ‘nuevo’ y el señalado como ‘viejo’. Si bien es cierto que las épocas van al paso de quienes les ha tocado vivir en ellas, debemos recordar que el anime es un producto multi-modal[5] que responde al estado de los tiempos, de los sucesos y de quienes lo consumen. El anime nos puede sacar desde el orgasmo más sincero hasta el odio más intenso, no importa si ésta sea animación tradicional o 3D (donde algunos miembros inmiscuidos en la industria han alzado una voz entre la queja y el pesar)[2a].
Aquellos que se dicen “otakus” (o “akiba-keis” // salvajada aparte) y que tienen el afán darle sentido a semejante discusión bizantina, caen en el mismo error que en nuestro tiempo lo sufrieron sus antecesores: Un fanatismo beligerante disfrazado de virtud en una juventud inocente que presume ignorancia (¿o interés acaso?) al grito de “mi serie es mejor que todas estas porque tiene de todo/es kawaiiosa/lo-que-quieras-poner-aquí”.
Podemos echarle la culpa a las pautas de consumo y las campañas de publicidad que nos adoctrinan a comprar sin mirar atrás, o las recomendaciones de grupos de fansub o las personas que vieron tal fansub y te dijeron que miraras el siguiente Azumanga Daioh v1.0, v2.0, […], y todas las demás condiciones que te adulan con una ficticia juventud para que sigas consumiendo, pero a fin de cuentas nosotros somos los que elegimos ese destino (?).
Olicon finaliza su tesis con unas preguntas, que hago mías también:
¿Es necesario cambiar los patrones del fan para lograr de nuevo una expansión cultural del anime?
¿Deben mejorar las apuestas de las televisoras?
¿O es que [necesita] el fan del manga y el anime despertar ya de ese sueño de popularidad?
Todo depende de cuánto quiera la comunidad enderezar ese camino. A mí me tomó tiempo mirar el anime y darles su valor aún si este fuera viejo o nuevo.
¿Y a tí?… Quisiera creer que menos.
ANEXO:
Para dejar por la paz el tema (hasta que haya motivos para retomarlo), les invito a que hagan click en la imagen de la encuesta (vía Twittpoll).
UPDATE: Encuesta cerrada, gracias a tod@s por participar aunque hayan sido pocos votos.
// Título: Anime ‘viejo’ Vs Anime ‘nuevo’… //
Acotaciones y Fuentes:
Muy interesante tu entrada, mi estimado Ragnarok… Bastante completa cuando menos, y acertada, para hacer reflexionar a los que aún no lo han hecho, sobre el consumismo desmedido dentro y fuera del mundo de manga y anime, sobre todo sobre nuestra limitada «libertad» de elegir lo que vemos/leemos/compramos, pues lo quiera uno o no, somos victimas (Y eventualmente victimarios), de esta su/ociedad…
Todos estamos locos de una forma u otra…
Eso sí, difíero en la definición dada de Discución Bizantina, pero entrar en más detalles, sería provocar una de las mismas…
Mis más respetuosos saludos…
Me gustaMe gusta
Hola. En principio de cuentas agradezco que menciones el artículo que redacté. Básicamente, para eso es, para colaborar en este tipo de reflexiones y polémicas (sean bizantinas o no). Y bueno, con tu permiso, me quito la bufanda y el abrigo de lo «objetivo» y «politicamente correcto» de un autor de revista.
Considero interesante la premisa de tu texto. La verdad me ha tocado lidiar con fanáticos (en el sentido más literal que señala la mentadísima RAE, con todo y el despojo contra la «y» de su gentilicio «griega») cuya opinión (válida, pero A MI PARECER inadecuada) de que su serie favorita es lo mejor del mundo. Ya sea Naruto, Haruhi, Hetalia o hasta Lucky Star no tienen comparación alguna y cualquier critica o mención de que algo es mejor, pues es un insulto a la causa y merece la muerte quien lo suscriba. Y hasta ahi acaban sus argumentos.
Si, somos muchos más fans del anime en este momento de lo que eramos hace diez años. Pero, en vez de aprovecharlo para pedir mayores espacios y mejores eventos (la calidad actual de las convenciones lo necesita), el fandom se pelea porque en el conteo de las chicas mas guapas del anime de cierto año no está la chica de cierto anime que le gusta… el cual es de otro año. Y despotrica por ello.
Es un tema bizantino, claro, pero bajo el cual se ocultan ciertas carencias que el fandom anime mantiene desde hace años. A mi parecer, insisto. Un saludo.
Me gustaMe gusta
Difieres de lo que concibo, pero compartes lo que escribo. Gracias por tu comentario y en verdad, estoy un poco sorprendido. No esperaba que alguien como ud. escribiera por acá 🙂
Me gustaMe gusta
En primer lugar, gracias por opinar en el palacio. Por un momento pensé que el autor de ese artículo era un seudónimo y aunque difiera en eso de someterse a una línea (que pareciera que no, con lo plasmado en tu artículo), bienvenida sea tu posición.
Lo gracioso de esto es que la problemática hoy es el reflejo de los conflictos del ayer. Tengo conocimiento de intentos de unificación por clubes de anime (los únicos bastiones esos años) y comunidades de foros. Si no era por diferencias en el rumbo del grupo/sitio/comunidad entre el líder y los que se consideraban cercanos a él (si eras de los primeros que formó la comunidad, si compartías sentimental o fraternalmente con los que eran parte de la comunidad); algunas surgidas por intereses en conflicto y otras por una banalidad cimentada en la presunción de conocimientos «otakuriles».
Al menos se intenta transmitir y trascender ese otro problema que, como el anterior (el tema de mi entrada), son dos síntomas que describen muy bien el estado actual del fandom. Hace poco encontré por casualidad un espacio que plasmó hace 3 años una fotografía particular de nuestro panorama. Ayer publiqué mi comentario donde lo bueno del artículo con algunas correcciones -a mi parecer-, aunque otras voces destacaron sus impresiciones.
Por último queda parafrasear una conclusión dicha por un amigo (¡hola Schemast! xD) hace 8 años: Aún siendo parte del colectivo (de fans al manga y el anime), nuestro comportamiento es digno de cualquier club de fans de Ricky Martin.
[*]: Audio pintoresco con quemada incluida a un finado portal, cortesía del podcast «La Cobacha del Anime-Project».
Me gustaMe gusta
Sólo quiero comentar algo… no estoy sujeto a una línea, por supuesto… pero no es lo mismo hablar como «parte de un equipo de colaboradores» a dar una impresión personal…
Y, para rematar, lo del club de fans de Ricky Martin es… muy cierto…
Me gustaMe gusta
Una tendencia que marca al anime actual es la homogeneidad y esto me parece que es reflejo de el ‘mindset’ del fandom actual, completamente interconectado. El usuario de internet halla su disfrute en las memes, la creación y la adopción de ellas. Por más numeroso que sea el conocimiento que se puede obtener de la red, este se ve limitado por el tiempo (es difícil hallar información que no sea lo último en su ramo) y por su valor comercial (lo que no es redituable es difícil de hallar así como las compañías gastan a manos llenas por tener ‘presencia’ en la red). El resultado es que el usuario internet promedio es menos culto, y no de una manera cuantitativa (que tanto sabe, que tanto lee) sino cualitativa (que tan a fondo sabe, que tan único es ese conocimiento). Esto nos lleva a un panorama en el que se desestima el transfondo cultural e histórico de las personas y por ende, de las creaciones. El anime actual, la cultura pop actual, es reflejo de la sociedad que lo consume.
Me gustaMe gusta
Es cierto que el fandom actual diluye sus esfuerzos (en conocer, en consumir, en mantener consistencia), pero también hay que darle crédito a la mera extrapolación de las pautas que generaron en la televisión pública.
No debería sorprenderme la cantidad de personas (especialmente en estos últimos días, aunque se ve en la mayor parte del tiempo) que usan en el mismo discurso (sea broma o no) las bondades que les ha dado el anime y el manga; siendo que al mismo tiempo es intolerante con otras expresiones.
Lo que me sorprende es que la facilidad con la que se puede describir la estructura de una inteligencia (aplanadamente) colectiva que como plasmé en esta entrada, ya se había vaticinado.
«[…] El anime actual, la cultura pop actual, es reflejo de la sociedad que lo consume.»
Es cierto, pero eso no evita que tenga partes que dejan mucho que desear, y así quienes les precedieron en la generación anterior, y en la anterior, y en la anterior…
http://bit.ly/lSzO45
Los que apenas han salido del bache generacional les tocará ponerse nuestros pantalones. En mi caso, solo miro lo que hay en «la gran biblioteca» y elijo de acuerdo a lo que valga la pena ser visto; al menos miro el bien en el mal (?): Ahora es más fácil encontrar «el negrito en el arroz».
Gracias por tu comentario 🙂
Me gustaMe gusta
Waaaaaaaa, pues ahora si que esta entrada es realmente interesante, lo digo porque a mi me tocó emocionarme viendo Sailor Moon en el canal 7 y tambien en el 5 ja ja j ay tambien me ha tocado todo este boom del internet así que bien puedo estar de ambos bandos como del anime viejo que la verdad hubo algunas series que me marcaron como del anime nuevo que ahora estan en mi lista de favoritas.
A mi parecer todo es cuestion de creatividad siempre la ha habido antes y ahora solo es cuestion de reconocerla y no solo ver anime a lo estupido (perdón por tan violenta expresión) para competir con la banda acerca de quien ha visto mas series, esto se trata de disfrutarlas, ponerles atencion, adentrarte en la historia y en sus personajes porque solo así se puede reconcer que vale la pena ya sea de antes o de ahora.
En fin esta es mi humilde opinión y una vez mas felicidades por la entrada
Me gustaMe gusta
Gracias por la mención al antiguo Plan B!
…
Qué viejo me siento…
Me gustaMe gusta
Igual me siento, pero esto va por estratos.
Gracias por comentar Sr. Abreu, ya que ud. fue quien dijo esas palabras, y no he olvidado el porqué fueron 😀
Me gustaMe gusta
jejeje, tiene una connotación tan fuerte eso de semiólogo… digamos para hacerlo sencillo que, si quien interpreta símbolos y signos es un semiólogo pues, eso soy; nada mas allá ni mas acá.
Gracias Rag por tenerme en cuenta; se que este tema es un poco viejo y algo respondí al respecto allí en facebook.. no había tenido la oportunidad de agradecerte.
A propósito, tendrás la fecha de ese articulo posteado en RA?, me da la impresión de que alli planteaba algunas ideas que el señor Azuma recoge en su libro… extraña coincidencia.
Como siempre, un gusto leerte; saludo.
Me gustaMe gusta
[…] de esos 3 días sea la reacción de una nueva juventud a la que le importa poco su alrededor (al vivir del hiper-consumo de medios que fomentan el frente apático del fandom) y que por inercia de una errónea reacción, la siguen ciegamente por “ser cool”. Es […]
Me gustaMe gusta
[…] depuración (hay fansubs que complementan “el deseo del anime-fan de solo ver y almacenar” -citando al especialista del fandom, Dick Martinez-) que se traducen en un recorte en los pasos de obtención del mismo […]
Me gustaMe gusta
[…] depuración (hay fansubs que complementan “el deseo del anime-fan de solo ver y almacenar” -citando al especialista del fandom, Dick Martinez-) que se traducen en un recorte en los pasos de obtención del mismo […]
Me gustaMe gusta
[…] depuración (hay fansubs que complementan “el deseo del anime-fan de solo ver y almacenar” -citando al semiólogo y especialista del fandom, Dick Martinez-) en la manufactura del fansub, ahora que la apertura de Crunchyroll a Latinoamérica ofrecerá una […]
Me gustaMe gusta
[…] depuración (hay fansubs que complementan “el deseo del anime-fan de solo ver y almacenar” -citando al especialista del fandom, Dick Martinez-) que se traducen en un recorte en los pasos de obtención del mismo […]
Me gustaMe gusta
[…] de esos 3 días sea la reacción de una nueva juventud a la que le importa poco su alrededor (al vivir del hiper-consumo de medios que fomentan el frente apático del fandom) y que por inercia de una errónea reacción, la siguen ciegamente por “ser cool”. Es […]
Me gustaMe gusta
Reblogueó esto en iqckaro.
Me gustaMe gusta